Yo sé que no me quieres y aun así
pongo aroma de limón en los besos que no te guardo,
y alimento los recuerdos con ese olor a miel y canela
que brota de las lagrimas que me sobran de ti
Yo sé que no me quieres,
por eso bajo las escaleras de dos en dos corriendo a no verte
sintiendo que aquel espacio de paz y silencio
se llena de caricias de odios azules y rencores amarillos
cuando te siento abandonada de deseo y vaho,
aparcada en cualquier esquina prohibida con la tentación a oscuras
lamiendo el brillo del amor.
Yo sé que no me quieres
y como los colores del olvido que con el paso del tiempo adquieren un sabor a muerte,
hoy distraigo a las palabras para que resuenen sin peligro
entre los acabados aromas nocturnos que día a día te borran de la memoria,
mientras compartes brillos prohibidos en aquella cama que dejaste vacia,
sin la triste violencia de ese llanto mio al gritar de ausencia.
Hoy no me quieres, y lo sé,
y bajo las sombrías escaleras de tu recuerdo entre esta fria calima
que escupe odio mientras tu respiración se desata sin control al otro lado de la calle,
son esas tardes en las que sin querer
piso descalzo los vasos rotos de ese amor que descontrolado todo lo rompe,
mientras los granos de arena negra que reposan en tus labios cuando recorres su figura,
amenazan esas tardes de viernes que tanto pesan en tu mirada.
Yo sé que no me quieres
por eso sin querer se abren ante mi las avenidas del insípido ron que hoy me espanta,
junto a la costumbre de hundir este aliento tenue en tu mirada
sin que una respuesta ensombrezca la nostalgia,
por la desidia con que mis palabras
se asoman a tu ventana repleta hoy de aquellas flores
entre las que te escondes sin importarle ya a nadie,
entre el atronador silencio que envías en cada sms
vacío, sin luz.. los que ya no escribes.
Yo sé que no me quieres,
tampoco soy tan imbécil,
y aun así te envió colgantes de oro y plata
para poder agarrarme a ti
para jugar a que me quieres
y encontrar en tus manos, en tus ojos, en tus abrazos,
restos de mi naufragio y de este fracaso blandío,
ese que espera adormecido y oculto en tu barco
el día que ya nadie te quiera y se desate la tormenta.
Ya sé que no me quieres...
y seguro que este naufragio algún día
será también tu letanía...
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