Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

sábado, 28 de junio de 2014

Lo que ya no tienes.







A veces la música es como un ruido que se agarra a la angustia,
como un disparo lento sin orificio de salida
que desgarra y destruye hasta los lamentos mas dulces
que guardo cansado al lado del corazón.

A veces las palabras se encogen y  agrandan hasta hacerme disentir de mi mismo,
y se provocan unas a otras haciéndose daño,
recibiendo desolados latidos que avisan
con descaro y sin reposo de una amarga sensación y un grave desespero.

A veces sueño con esas sombras como si de un lamento infinito se tratará,
acudo a su consuelo entre síntomas de antojo y deserción de lo ingenuo,
y me encuentro con la espuma que brota de esos gritos de boca reseca y sabor prohibido,
con un latido muerto de aquella mirada sin fondo que nubla el cielo,
con las espinas rotas de una rosa marchita en el ocaso de mi recuerdo.

A veces duermo el pasado para que no pronuncie tu recuerdo.

Deshago la margarita en pétalos de angustia , dolor, rabia y desilusión,
amago con esperar a que salgas de esa ducha vacía que limpia mi vida
y reniega de la tuya,
pero enseguida me atormento y recito estrofas negras
llenas de ti, llenas de versos tristes donde la inocencia esta perdida,
donde los síntomas de un amor que ya no está,
renacen hasta escupir los últimos posos de un desierto de estiércol
que todo lo enfanga y todo lo traduce
en miedo, melancolía, pena, tristeza... soledad.

A veces los ojos mueren y mueren antes de abrirse para escuchar el ruido de tus zapatos
en el vació de las noches sin ti,
a veces se muestran implacables cuando decides volver a descubrir las verdades
que ocultas para que no muerdan,
se abalanzan sobre mi silueta dormida
hasta  que la sangre todo lo inunda,
hasta que la rabia todo se lo lleva a su paso,
hasta que los días son un incansable dominio
en el que practicar la definitiva ausencia,
donde el ruido se calla, los versos enmudecen,
y los recuerdos son nombre y apellido
de un lugar al que solo el silencio servirá de guía.

A veces la calle se estrecha y los baúles vacían sus pertenencias.

A veces sucede que los rincones de la tristeza se vuelven finitos y dóciles
y se acomodan en la triste cintura de la persona que no fuiste, la sencilla semilla
que nunca plantaste,
la inútil doctrina que jamas conseguimos aprender.

A veces el mayor de los pecados es seguir amando lo que ya no tienes,
lo que a otros pertenece, lo que te arrebatan siempre a la orilla de tus sueños,
en la esquina de aquella ola en la que siempre creíste
y que ahora se rompe para ti,
como una señal,
como una letanía que se repite,
como una estancia secreta donde guardar tanto agobio, dolor y ruinas,
la habitación del miedo a la que no debería volver jamas y sin embargo
siempre acabo volviendo.

A veces pronuncio lo que ya no tengo y tu nombre solo me sabe a vacío.

2 comentarios:

  1. Intenso.
    Ruinas.
    En ocasiones las ruinas pueden ser algo bello, algo que surge en lugar de una cosa rota. Una postal de desgaste y de restos, pero con entidad propia. No la sombra de lo que hubo construído, ni siquiera la sombra de lo que se destruyó. Una cosa nueva y rara, un nuevo paisaje al que llamar casa. Entonces sí.

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  2. Gracias por tu comentario " Bibliotecaria..." Bonita manera de enfocar estas palabras que surgen de ese lugar en ruinas que recorren mis pensamientos. Bienvenida a este "Escondite..." si es que no estabas antes por aquí.

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