Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

viernes, 14 de octubre de 2016

Noches de otoño.





No,
no te quiero.

No espero enamorarme de ti mas veces,
ni tan siquiera deseo romper tu blusa una mañana de lunes
y entretener la vida con el murmullo de tus besos.

No encuentro ningún placer en desearte,
no me ilustran tus recuerdos
ni me ensombrecen tus lágrimas. Nada mas limpio que un día sin ti,
sin el amparo de tus dudas
y el agónico espacio de esas peligrosas caricias que siempre terminan
en versos.

No,
no escribiré poemas por ti, ni tan siquiera por mi.

No escribiré melodías que canten a tus cautivos instintos,
perdidos, escondidos, vacíos.

Ha sido fácil dejar de quererte.

Ha sido como esas oscuras rutinas de los lunes,
como esa costumbre a la que nunca te acercas porque camina a tu lado
sin separarse un metro de ti.

Ha sido la ignorancia y la impotencia,
la duda y la presencia,
la sencillez de abandonar este hueco ya vacío
de ti.

He podido regresar a mi
caminando entre esta lluvia de otoño,
cautivando hojas y  calles de ausencia,
sucias pisadas que terminan sin ese gusto amargo y poderoso
de tu boca
de tus manos
de tus celos
de esos rincones secretos desde donde abandonarme y no quererte mas.

Ya ves,
los pasos ya no se detienen por ti
como en aquellas cartas de cumpleaños donde nos rompíamos la vida mientras una ecuación de besos daba el perfecto resultado de un problema imaginario.

Ya ves,
los recuerdos son ahora planos,
como esas bolsas llenas de plástico reciclable que nadie saben donde acaban,
como esos instantes que capturamos juntos y ahora se amontonan en el fondo de este mar vacío
por el que nadas a contracorriente sin saber porqué,
como ese oscuro desagüe de pelos enredados y sombras edulcoradas por la saliva de tus versos.

Llevo días desqueriendote y no consigo terminar con esta tarea,
con este asombroso teorema que no sabe de palabras
ni de hogueras de telas negras
donde sobrecoger esta envidia tuya que corre por el escape de una vida sin promesas ni compromisos,
por un estadio desierto de almas que gritan nombres desconocidos para mi.

Llevo días, horas, versos, espuma,
limpiándome de este querer que se antoja distinto, diferente, brutal.

Llevo noches queriendo no buscarte y cada suspiro te alcanza
y cada silencio me grita tu nombre

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario