Nada ,
cielo y tierra llenos de nada.
Carreteras sin destino,
sombras y semillas pisadas entre alfombras viejas
y velas rotas
y después ese espacio en blanco en el que ayer
sin querer repasábamos la vida
con ese brillo que tienen tus ojos cuando viajan al fondo de la
nada.
Y más allá de ti,
listas de espera donde figura nuestro nombre
donde se descosen poco a poco nuestras letras
donde se desvanecen sin más ruido nuestras
memorias,
y después, nada.
La vida siempre al filo de otra despedida,
cúmulos de afines circunstancias que nos empujan
vagamente a decir adiós
sin estar preparados,
sin querer huir de esa vergüenza que deshoja
pétalo a pétalo nuestra vida
Finales,
escuetos desenlaces sin el brillo de tus labios,
sin el roce de tus lagrimas,
sin el oscuro placer del vacío mientras
descansas
con esa sencilla manera de decir
tanto,
en medio de un blanco y negro deshojado de
espinas
al final de ese recitar versos con ese sabor
diferente de un adiós susurrado y esquivo.
Culpar a la vida de este fraude exquisito
de este desfalco que deja nuestra historia sin
personajes,
que llena las calles de gente sin cara, de
sombras sin oscuros pesares,
que llena de vacío cada rincón dividido por
nuestra existencia
De repente la ausencia que llena todos los
cajones de nuestra estantería
y no deja maletas llenas,
ni baúles satisfechos de pecados de otros días.
No deja silencios revelados por esos recuerdos impresos
en los negativos de tus ojos.
Años llenos de condiciones mientras los abrazos
se pierden en la nada,
cielo y tierra llenos de nada
carreteras sin destino alguno,
sombras y semillas
listas de espera donde figura nuestro nombre
y después nada.
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