Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

lunes, 25 de septiembre de 2017

En el camino.

 


Me voy a cenar esta ignorante nostalgia camino del paraíso,
voy a fumarme cada recuerdo y a esnifarme los versos que me prohíbo tantas veces,
justo antes de abrigarme con los  kilómetros de asfalto que me recorren mudos
justo antes de este desayuno de infieles sucesos
que me prohíbe de nuevo pensar en ese mañana que ocurre sin buscarlo.

No me importan las despedidas
no siento que las cosas se acaben, empiecen o que vuelvan a terminar.
Es un viento diferente
roces cargados de sonidos
que susurran baladas de pánico a orillas del otoño
y esos vidrios disueltos en barras de recuerdos líquidos.

Es una sinfonía de dobles  imágenes robadas en bares donde juntarnos sin mas,
como si fuera nuestro credo,
ese que recitamos con los ojos muertos, llenos de sombras, llenos de negra luz.

No me importan las amenazas sobrevenidas que vuelan siempre por tu mirada,
esa que perdida y aislada se nutre de espejos absolutos
con reflejos de inacabados destellos, 
no me importa si esa luz mordida se escapa de un tiempo donde fingimos ser dueños del mundo,
porque la vida nos escupirá y digerirá formando un imperfecto bocado 
de insomnios y descuidos.

Y así, asolados por los recuerdos de aquellos amaneceres de vuelta a casa, 
decidir una vez mas huir de estas vidas presentes  quemadas de madrugadas.

No me importa reconocer que fuimos incapaces de cumplir nuestras promesas,
que abaratamos el precio de nuestras vidas en noches de arañazos y porcelanas rotas,
y en esos paréntesis de éxtasis sobrevenidos
- bien sabes que yo no recuerdo nada de esas noches infinitas-
terminar vomitando los años prohibidos,
entre drogas con receta, infierno de catequesis y misas con sabor a cerveza,
entre esos fríos pasajeros como un escalofrío en pleno mes de Julio.

Saltábamos a un vacío oscuro cada día
y mirábamos juntos las estrellas en ese pozo oscuro del que nunca mas se vuelve.

Ahora ya, a estar alturas,
no me importa reconocer cuantas veces me equivoque contigo,
cuanta veces en el arrullo de las primeras notas del alba me abandoné
a tu cuerpo con el egoísmo de los idiotas que se creen cazadores
y son sólo una pieza más en medio de tanta fauna.

No me importa reconocerlo:
viví y me vivieron
mentí y me mintieron
morí al alba tantas veces y caí muerto tantas más,
mientras yo
seguía escribiendo los propósitos dormidos
en cualquier desnuda alcantarilla de esos años dormidos
entre los que muchos siguen soñando.

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