Espero que no seamos correctos, que no se nos ocurra en la
distancia de los días ser adecuados, precisos, educados.
Espero que seamos inquietos y no correctos mientras se nos
deshace el amor entre las manos
aunque a ti no te apriete demasiado la loca desvergüenza de
mis ojos
cuando pasas por mi lado,
aunque los días no sean limpios pasillos sin palabras que
pisar
sin reflejos que abandonar en medio de los sucios días de
encantos rotos.
Aunque a mí se me vaya la vida en un roce de tu espalda, en
un frio despertar de armónicos sueños.
Aunque a ti no te despierte mi aliento ni te recorra mi
espuma en forma de amor que cautiva tu estomago infinito,
aún así espero que no nos dé por ser exquisitos a estas
alturas.
Espero que no seamos educados en nuestros saludos y nos
digamos hola con las lágrimas limpias
recién recogidas en pañuelos de oculta tristeza, acariciando
las sombras con esa luz astuta que todo lo esconde, que todo lo tapa y encubre
para falaz deleite de la mayoría.
Así que espero que me llores, que me grites y me patalees,
que me insultes y me quieras en la misma proporción que la
amargura te arrastre.
Que me abraces con la desesperación a la que la vida te
empuje, con la velocidad
y la inquietud de lo que no encuentras.
Espero que te encojas en mi, que te refugies en mis días de
lluvia
aunque el final sea el de siempre,
aunque el final sea el principio de tu amor perdido
cualquier día,
en cualquier esquina.
Aunque tu amor no sea el dibujo de mi vida y salgas de nuevo
a buscar su nombre,
el olor de sus sábanas blancas
o el temor de esa falacia vestida de amor.
o el temor de esa falacia vestida de amor.
Aún así espero que te escondas en mí y que me arañes en
cada despedida,
que te enfades con el mundo y me hagas responsable también
de tus heridas.
Espero que en los días grises, cuando no te salgan las palabras,
me llames de vuelta a casa para soltar esos demonios que te asolan en el oscuro túnel
de la rutina.
Espero que te olvides de la velocidad hablando y hablando,
ensimismada en mi, en ti, en un “nosotros” que no es de nadie, solo nuestro.
Espero que me mires entre los cuadros infinitos de tu
habitación vacía mientras te desnudas.
Que me quieras entre
taladros y cerraduras, entre destornilladores y alfombras a medio limpiar. Y
que alguna canción sea nuestra. Y que algún libro te sepa a mí. Y que en los
veranos vacíos y sudorosos preguntes por mí por si la costumbre me arrastra
hasta ti para coger tu mano al borde de ese acantilado que trae consigo el
sofocante calor del verano.
Y que cuando quieras “volver a volver” me susurres con tus
labios llenos de sueños de estrellas y lunas perdidas entre las piedras mágicas
de tu habitación, un pequeño te quiero con sabor a vida
A años que se desprenden de nosotros sin parar, sin querer,
por amor.
Así que espero sin mas que seas egoísta. Hazlo por mí. Te
estaré esperando.
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