El frío y su tentadora sábana me arropan esta mañana.
El frío y esa sensación de escritura silvestre
lejos de ese espacio vacío que sin querer me acompaña
de esas incontrolables distancias disueltas en la soledad de la mañana
sin idearios que el pasado magnifique
ni esos suspiros desde donde se asoman los desgastados recuerdos
que este frío y esta tentación de melancolía
y nostalgia no consiguen apagar.
Hay tejados acabados con esta desesperada tristeza,
salas perdidas que rodean una oscura estación
donde las dudas te abrazan y se esconden
donde la incertidumbre y la sospecha acaban por temerte
para acabar en esta ribera triste y obsesa de agua fría
entre señales de ambigua tentación
espacios en blanco y sin sonido
respeto gris y triste en la despedida.
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