Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

jueves, 10 de diciembre de 2009

10 de Diciembre

No persigas mi desdichada inocencia,
no culmines con tu mirada mi desierto de infinita soledad hasta el próximo alba,
no disuelvas mi sosegada desesperación con un bocado de tristeza y aromas frescos,
de incoloros recuerdos hoy, vencido, esta noche,

No me describas la lluvia, ni el frío, ni el tumulto, ni el desvencijado origen de las cosas,
No me describas tu nombre manido entre mis palabras,
No me dirijas ni eximas de la culpa con la que cargo por haberte perdido hoy.

No quiero razones, no mas misterios, ni abandonadas dudas donde refugiarme de tu estéril amor,
No mas fotografías perdidas entre calles de basura y olvido,
No mas estigmas donde cubrir las perdidas marcas de fuego y tormento
No mas estudios rotos, absolutos y elevados
No mas tentaciones ocultas donde se esconde la nada.

Abandonado
el frio despierta un dolor de vacio, una burla acomodada ,
una irónica desesperanza a la que me adapto sin brillo,
con el despistado paisaje que ya no me dice nada
entre inútiles programas rehabilitadores que me provocan demencia,
Mas bien locura
Mas bien inconstancia
Mas bien maltrato,
Mas bien heroica y desastrosa costumbre.

Ya no te encuentro, ya no te vivo,
y así, vagando por los estadios,
sollozo y me acostumbro a que este trastorno estéril y transparente
se sitúe a mi lado como compañero inaudito
de tardes y noches cautivas por las palabras.


Debe ser que ya no me encuentro,
debe ser que ya no te exijo
debe ser que ya no te abrazo porque no se donde me escondo;
ni porque te lloro,
ni porque te alimento,
ni porque te duermo,
ni porque te escribo,
ni se quien soy,
ni se que debo ser,
ni en quien me he convertido,
y asustado,
y ridículo,
repaso el argumento de mi vida
corregido y aumentado,

entre risas clamorosas,
amedrentadas y estremecidas
como colofón a mi vida,
comedia trágica de este final sin disciplina
ni sentido.

Proscrito en un mundo no pertenecido,
asustado y febril,
abandono el maltrecho hogar de los lamentos
y me dirijo al abismo solicito que tanto me busca
que tanto me aterra.

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