Ni siquiera la rabia es capaz de inundarme,
ni el murmullo falso y lento de su nombre
Ojala la felicidad sea su condena,
Ojala el tiempo le de la oportunidad de demostrarse.
Esta vez, no podré estar para verlo, espero que sepan disculparme.
Deseo que la vida se trague esta amargura,
Que los versos desperdicien las palabras,
Que la banda sonora de sus días
Sea la ignorancia de la mía.
Vuelvo a mi vida,
Vacío y sin alma
Vuelvo a las noches sin sueños,
A la melancólica rutina
A la media muerte adormecida,
Como decía Celan,
Ese amargo poeta que ya es un poco de todos.
Me quedo sin fuerzas
En fin, ¿para que las quiero? … .
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