No has venido para verme,
ni para tenerme cerca, ni darme luz,
no has venido para saber si la sonrisa de ayer
son las lágrimas de hoy
ni para sentirme tan cerca que podrías quemarte
en este frió invierno de una mañana de Agosto.
No has venido para aliviarme en mi pena,
ni para tocar mi cara perdida en esta hundida madrugada,
no has venido para saber de mis manos, ni de mi boca, ni de las caricias de otros días, ni del gélido tacto que tienen mis dedos desde que tu ausencia es la vida por la que pasear deprisa.
No has venido a recordar a que saben mis labios caídos ahora sin los tuyos,
ni a reconocer los silencios como perdidas de pasión donde las palabras son un juego
en el que ya no existen mas
No has venido a saber de mi
ni a quererme mucho como tantas veces en el pasado,
no has venido para quedarte, ni para sentarte en la esquina del dolor,
has venido para calmar esa sensación de implacable culpa que te acompaña,
para desobedecer al instinto que protege la herida
provocadora y fría,
húmeda y mortal
No has venido para disolver mi tristeza,
estas aquí para recordarme
que ya no estas
y que quizas la vida se acostumbre
a que ya no vuelvas mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario