Con cada lágrima que pronuncio
La ausencia se vuelve gemela
Las noches rodean de luz
Las imágenes desnudas de tu recuerdo.
Cada verso que escribo
Sin recordar apenas tu nombre
Son secretos que el olvido se lleva
De la mano de esta madrugada
Triste, azul, sincera, casi tuya.
Y al olvidar la silueta que recorre con forma de sombra
Cada rincón de las secretas constelaciones
Que acuden a mi con el susurro de tu nombre,
Veo situar el prohibido descanso de los pájaros que
Sobrevuelan el descanso de esta dormida primavera
Cuando a los 42, los fantasmas de la vida empezaron a vivir en mi cabeza
Cuando todo volvió a empezar
Cuando todo volvió a terminar
Con cada lágrima que pronuncio
Las flores de la soledad
Esconden su aroma, protegen su brillo
De la mirada de estos espíritus de dulces sentimientos
Pero rugoso corazón.
Con cada palabra que el tiempo pronuncia
Con cada gesto que tus susurros me evocan,
Con cada gota salpicada en mi espalda
Cierro mis ojos, sueño en tu orilla
Piso cada huella en la infinita arena del olvido maltratado.
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