Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

miércoles, 4 de junio de 2014

Nos quedamos solos.






Nos quedamos solos
aislados del mundo y la distancia
los ojos rojos  y dormidos desde aquel día
en el que los trenes brillaron  a lo lejos buscando una salida,
espalda con espalda en vía muerta nuestra despedida interminable.

Nos quedamos rotos en medio de un diluvio de sentidos
y traspasamos los problemas que nos redujeron a semillas 
en aquel espacio de sonidos  donde tan difícil  era escuchar  sin exiliarse hasta tu boca,
mientras los rumores de aquel profeta 
alimentaban esa sonrisa perfecta que ya no es mía.

Nos sentimos sin complejos al decirnos adiós, fue la primera, 
luego vinieron otras y otras, muchas,
caminando por calles de despojos 
donde nos colocábamos entre las ruinas,  mientras enterrábamos nuestras pérdidas
en escaparates  de trasparente dulzura y trampas de cerveza en medio de la arena,
mariposas de cenizas y águilas de hielo que sobrecogían nuestro dolor en sencillas urnas de cristal amortajado.

La vida desde el filo, la distancia interminable,
ansiedad y ruinas donde construir un amor prohibido que siempre despreció mis palabras,
que quiso dormir la ternura de cada beso, de cada verso que ocupaba tu boca, que extrañaba tu cuerpo
y moría en silencio con cada inusual despedida.

Las manos sujetas a mi manos
pervirtiendo los  hundidos lugares donde se abandonaron las crecientes fotografías con tu cara,
esas en las que tu sonrisa brillaba y una angustia del color tenue de la espuria tarde 
murmuraba pasión sin convertir,
entre las grietas de sangre donde se ubicaban  tus manos.

Lágrimas de sal, viento de la tarde que mece los poemas que no leíste,
los que escupía en recitales de campesinos llenos de palabras dormidas,
los que no quise desordenar por si decidías volver,
por si semejante  disparate de un amor despistado era capaz de complicar.

Y después de unos días, semanas de incertidumbre
donde el hielo se esconde en vasos de alcohol sin brillo
de formas indefinidas por las sombras  de tu huida,
se que no vendrás y que quizás el olvido llene la caja donde guardas los delicados espacios en los que tanto nos quisimos.

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