Ya no eres
mis palabras. Has dejado de ocupar un espacio en este delicado diccionario que
siempre reservé para ti.
Ya no eres
la luz de mi condena, el interminable resplandor de los días oscuros, de las
noches en vela, de los sucesos ahogados que no me dejaban en paz. Ya no estas
llena de esa claridad que incipiente protegía mis descansos y se adueñaba de
mis sombras.
Te has ido, ya no serás, ¡ya que mas da!
Ya no eres
el roce, la distancia que se adueña de las manos y la orilla del mar. Ya no eres la caricia, ni provocas la espuma
que varada en la orilla roza tus
pisadas.
Ya no eres
la razón de mi añoranza, ni la sequía de mi boca, ni el deseo por besar.
Ya no eres
la sensación de ahogo al verte, ni el refugio donde dominar las dudas e
intercambiar los pronombres. Ya no eres la tinta que escribe ni el lápiz que
dibuja. Ya no eres el abismo por donde caminan mis emociones.
Ya no serás
mas la delicada lluvia que cae sobre las mejillas los días de ausencia. Ni el
té coloreado que nos tomamos juntos en aquel mágico café cerca del barrio
latino. La sonrisa y la estampida de besos que surgió de aquella mirada única y
locuaz en la que tantas noches me perdí.
Ya no eres el paseo de la mano, el reposo de esa cara en mi hombro, el carmín de mi mejilla.
Ya no eres el paseo de la mano, el reposo de esa cara en mi hombro, el carmín de mi mejilla.
Ya no serás
el sonido de las pisadas, la música de los tacones aplaudiendo cada paso que se
acercaba hasta mi.
Ya no serás
la boca de mis besos, ni los labios de mi boca.
Ya no serás
los aplausos de un final con una música escrita solo para ti. Ni el
silencio de mi copa al brindar vacía la tentación de volver a pensar en
ti.
Ya no serás
el telón que cae dormido al final de la función. Ni las sabanas dulces que la
ternura abriga en un invierno frio y cautivo donde robar espacios de calor..
Ya no serás el
final. No estarás antes del punto que marca el colofón de los días.
No serás la que lea mi mano cuando el mundo se afloje y las teclas del piano respiren música por última vez.
No, ya no serás.
No serás la que lea mi mano cuando el mundo se afloje y las teclas del piano respiren música por última vez.
No, ya no serás.
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