Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

jueves, 19 de mayo de 2016

Te regalaré silencio.







Entonces te regalaré silencio,
porque nunca entendí que las palabras fueran lugares inhóspitos para ti.

Quizás fue el eco de tus esperanzas al saltar por los aires cuando sin querer te releo entre mis palabras.

O  esta niebla de primavera que apenas me deja respirar con ese humo implacable que tanta distancia nos provoca y tanto brillo olvidado nos escuece en la saliva al pronunciarnos.

Tiene que ser la sensación de ese delicado  hilo  de sangre envejecida,
cuando al enjuagar las palabras las hace nuestras en medio de un páramo de hojas rotas y arrugadas,
dolidas, descosidas y abandonadas. 

Entonces solo barro y saliva revuelven tu mirada,
ahogando los espejos de tus manos en ese cuerpo solitario en el que te has convertido por más brazos que provoquen tus instintos,
por más labios que dibujen tu tenue silueta cada madrugada.

Entonces deshoja tu discreto vestido entre mis manos para provocar el secreto,
ese misterio desde donde nos asomamos a lo prohibido
ese oculto orgullo desde donde nada existe y todo son palabras
sofocando discreción, paz, prudencia.

Entonces te regalaré silencio
porque nunca entendí que las manos, las caricias, los rumores de los labios
fueran un lugar frio y sin cobijo para ti.

Te regalaré un  silencio que te abrace y de luz a las sombras que enfrían las mañanas. 

Un silencio inconcluso. 

Un espacio añadido sin mas para que tus palabras no se ahoguen 
en nuestro misterio.

Recordaré que te debo silencio y que estas palabras no son más que recuerdos,
rumores sencillos que no rompen el roce de tu boca al quebrantar estremecida el diagrama del silencio.

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