Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

lunes, 13 de junio de 2016

Duele el tiempo, duele.




Te duele el tiempo  
y tienes la sensación de que todo se termina
de que los días ya no te van a esperar más,
de que ya no amanecerá por ti
ni por aquellos cafés con olor a madrugada y sabanas llenas de nosotros.

Te duele cuando piensas que las paredes del cielo no se abrirán para vernos pasar
porque el tiempo nos daña demasiado
y las nubes sin mesura rumorean en las aduanas impenetrables de tu nombre
calor de verano sin playas donde pisar la sal de esos labios,
la paz de los lados expuestos de nuestra cama
donde fijabas con orgullo el control de mis comportamientos,
mientras versos con sabor a pasado dormían inquietos
sobre esta vida sin vida que tan lejos nos queda ya.

Quizás mis perros,
quizás esos pájaros  que miran con la incipiente levedad de un ser sin vida al final de sus días,
se unan a mi en este viaje sin hojas de  calendario,
o se mantendrán ciegos en el delirante horizonte donde a golpe de inquietos espasmos
fijabamos las horas de un recorrido infinito.

Quizás los espacios que parecen blancos
se ocupen de llenar las páginas que sin vida yacen ahora en el pretil de estas hojas escritas con la memoria de tu luz.

Quizás los versos se llenen por fin de dudas y viajen a través de tus dedos deshojando palabras para encontrar sin miedo la realidad que escondida corrija este final. 

Duele sin miramientos este tiempo traicionero y asesino,
sonámbulo dictador de  los días que convulsos se adueñan de estos encarcelados pensamientos
hasta hacerlos estallar,
duele hasta hacernos dudar de seguir el camino invertido de los nombres rotos llenos de ese azul tormenta que responde esquina por esquina
a deslucir engendro y vida,
cabeza y desorigen de una rutina establecida
con la apoplejía de tus pesares y los corrillos desde donde alzar la voz de este misterio.

Duele como el cobijo vacío que te arrulla y quema
para enrejarte sin mas
en esta cárcel ajena de la que aún desde fuera nadie puede huir
nadie sabe burlar
nadie consigue escapar.

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