Me tendiste una trampa con esa mirada tuya,
con esos gestos llenos de milagros a cada giro, con cada
vuelta
entre las sombras que cobijaban tus ojos
a cada labio que súbito encogías y dirigía tus palabras hacia mi.
Engañaste a mi sólida reputación cuando me rendí
a esos versos que tan fluidos recitaban tus manos,
a esa manera intensa de escribir que tienen tus dedos,
recitales de palabras que se estancan en esta noche
perdida
como un amor mal curado retorciéndose entre tu sombra y mis
sabanas caídas,
como esta luna rota que se asoma a mi cama vacía
a esta ilusión que me prohíbo sin saber porque.
Tantos años asustado, tantos años escondido
tantos sin descansar de ti,
por esa extraña razón mía de no rendirme ante nada,
de no darme por vencido ante tanta evidencia,
y ese miedo espeso a poner un epitafio simple y dulce
mientras te digo adiós.
Me tendiste una trampa con aquella mirada improvisada que
resumía tu espacio en mi.
Me quisiste como a nadie y me sorprendiste como esas olas
que te abordan en medio de la rutina
e invaden de frescura muchas mañanas perdidas.
Ahora la arena se hunde entre mis dedos y la playa no me
habla de ti,
ahora el espacio es infinito
nadie cubre mi vida
nada escapa a mis tormentas,
nadie soporta esa mirada mía escrita con tu nombre
esta humilde sonrisa que te añora pero no te espera,
te quiere pero ya no guarda el reflejo de tus versos
en sus labios.
Me tendiste una trampa y yo quise mentirme,
me engañe como el placer del agua fría y ruidosa de un rio en
agosto,
y durante mucho tiempo soñé con cada despertar entre sabanas
con sabor a ti.
Ahora el viento ya no huele a nada
y esta lluvia de verano no distingue tu silueta entre sus
dulces gotas.
Ahora el tiempo ya no tiene en cuenta el insomnio de tu
sonrisa
la simple seducción de un beso sin rumbo
el placer de improvisar una vida a tu lado.
Ahora solo me queda desearte buen viaje tramposa mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario