Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

miércoles, 20 de julio de 2016

Té verde



 




Té verde
que dulcifica mis labios y los hace temblar al ritmo de Laredo,
en ese espacio finito e inquieto desde el que te muestras sin querer,
en ese escueto doble fondo donde recoges a escondidas,
los restos de un  presente roto
y sin apenas descargarlos en  ti,
los encoges entre secretos y pesares 
hasta hacerlos resistir a ese virulento espacio en el que nos encontramos 
casi siempre sin querer.  

El último té del olvido desde el que te asomas a mí
sin el confortable cobijo de aquellas  vendas azules
desde donde compartíamos fotos con nuestras caras juntas,
la tuya en la mía
con esa forma de acurrucarse en mis ojos hasta empapar los tuyos,
con esas lagrimas mías 
llenas de calor donde soñar inquietas heridas 
en el umbral de los pronombres que a oscuras se dilatan en ti, 
se contraen en mi,
nos elevan a esa infancia secuestrada de amores del pasado,
con esa vocación tuya imperceptible donde se asoman las playas de tu sonrisa,
las olas de un virgen despertar cada mañana
bañando las olas en esa fina arena que desluce y embarra el corazón,
pero consuela con su saliva el rugir de los insignificantes
granos que el azar esparce en ti.



Té verde y riesgo incontenible cuando tus labios se pronuncian
aunque no me miren,
aunque no me besen,
aunque no sonrojen a estos  versos mudos que desnudan tu cuerpo,
aunque no se extingan con esas palabras que acarician tu delicada esencia
y su calma sentida ensombrezca  las deudas pasadas,
las contraídas con nuestras manos
con la carencia y el inevitable desdén desde donde acaloras y provocas
cada movimiento,
cada reflejo que esos espejos rompen en tus ojos
hasta hacerlos devorar cualquier espacio entre tu y yo.



Té verde 
inquieto y cálido aroma a brisa de verano,
manos que no acarician y versos que duermen mudos en la humedad de la noche. 

Sorbos de melancolía que dibujan un recorrido ausente
desde donde se borran todos nuestros motivos,
y posos con paladar de futuro
donde se desdibuja tu nombre,
donde tu ausencia es, al final,
la mayor de las presencias.



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