Me amenazaba la lluvia
me arrebataba tu discreto cuerpo azul,
quería alejarme de tus silencios y tus sombras
ahondar en la ambigua y discreta soledad que tan
paciente se vuelve en las noches de tormenta,
quería huir del tiempo y del espacio
de los agónicos estados de ansiedad que nos entierran poco a
poco,
quería atravesar con mi vida la feroz indefensión de tu
mirada.
Me
levantaba entre ojos derretidos por la lluvia de la noche
sentía las caricias de las sábanas abandonadas,
‑ la soledad es terrible a las seis de la mañana ‑
me acurrucaba en silencio
entre mi traje de sueños y una sumisión desesperada y furiosa
en la que siempre hubo una mirada de ternura para mi soledad,
y a menudo el tiempo se disipaba
hasta que la noche me devolvía la esperanza de estar vivo
inocente y cautivo ante el aroma de tus susurros.
inocente y cautivo ante el aroma de tus susurros.
Me amenazaba la lluvia
cuando mis ojos pensaban en aquellas noches de
tierra mojada
de fina lluvia de ojos cerrados
de piel oscura en la noche deseada e infiel que nos
regalamos
mientras la vida por su cuenta
nos preparaba para estar solos.
Me amenazaba la lluvia
me recitaba poemas
me estremecía como gotas girando ausentes
en ese cristal dormido por las curvas de tus ojos.
Me amenazaba la lluvia
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