Tendrías que mirar sin arrepentirte
mirar los espacios entre los que te acomodas
la felicidad que te espía
y la realidad que te miente.
Tendrías que mirar sin asustarte
y observar impenitente la fantástica soledad que nos rodea
advertir sin pronunciar el lejano y diverso espacio de
situaciones que nos provocan excesos en esas barras cansadas de alcohol y
ruinas
lugares engalanados llenos de borrachos
corredores de excesos sin miedo en las pupilas
con el denso exceso de las horas atado al humo de las
palabras
y látigos de hierro fundido en cada trago.
Tendrías que mirar sin esa violencia que la vida nos regala
y escurrirme entre tus sombras sin certificado
socorrerte en la noche aunque me cueste la vida
y sorprenderte sin más recursos que las extensas llanuras de
pensamientos que me habitan cuando te pienso,
cualquier día como hoy,
entre tu escritura y mis discretos espacios llenos de
palabras.
Tendrías que seguir mirándome ahora que ya no estas
mientras algo me dice que te sigo mimando
que te sigo cuidando, que mis ojos abiertos de olvido siguen
a tu lado.
Tendríamos que saber soñar sin arrepentirnos
Tendríamos que saber vivir sin estar dormidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario