Cuando todo se acaba.

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Asomado al abismo del amor,
Escondido entre las marcas que nos dejan los temidos recuerdos de un futuro cercano,
Sediento de motivos que me acerquen al escuálido lago de los caminos sin perdón ni apenas gloria acumulada,
Revisando cada pasaje del escondido razonamiento,
Atrevido y sincero
Pero desvencijado y sombrío
Por las dudas del devenir diario,

Asomado y sin ganas de recibir al viento mensajero de los malos augurios,
de los críticos recuerdos,
de los hambrientos suburbios donde la soledad camina daga en mano buscando adeptos a los que convocar a la tertulia del silencio,
Queriendo gritar nombres y palabras que se construyan con secretos,
Como el camino que un día recorrí a tu lado.

Asomado a la ventana del olvido
Con el discreto presagio que me ha llevado al desánimo,
A la desesperanza provocadora del odio
Y al temible destino, ausente y fugaz
Donde esconderme del milagro de tu hambriento corazón,
Donde reside la penumbra y la fugaz mentira de esta noche acosada, desatada y vencida
Por el milagro esquelético de la vil enciclopedia del rencor oscuro y el deseo transparente de tu cuerpo.

Asomado al devenir de las horas y los días me sitúo,
Con columpios de gloria que vienen cargados de ausencia y devuelven soledad repetida en cada devenir,
Donde mi voz atormentada provoca la risa suicida de un campesino de ciudad sin oficio definido.

Asomado y discreto
con la memoria derruida por tu imagen una y otra vez repetida
en los abandonados cajones de la recóndita esperanza.

Asomado y decrépito me sitúo en el quicio discreto de la desesperación,
Y el horizonte es mar, olas, espuma, sensación de origen y misterio,
Un paso mas y ya estaré en casa,
Un paso mas y la esencia, y el recuerdo serán limpios presagios de lo que un día fue,
Y ahora, por fin, ha dejado de ser.

Asomado a la arena sin fin de esta playa perversa
Asomado al abismo de mis recuerdos me he dado cuenta
Que quizás no seas tu la que se acerca misteriosa desde el otro lado de las olas,
Desde el otro lado de la vida,
Quizás este esperando y tu ya no vendrás jamás…

Me asomo entonces al abismo de los motivos, y distraído y convulso, me escondo de mi mismo y el vacío me abraza y por fin todo se acaba.