Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Nos prometimos.



Nos prometimos silencio,
hablarnos sin palabras por si el solitario disfraz de la madrugada
nos ponía la tediosa tarea de amarnos en la soledad de aquella habitación
que nos intuia felices sin apenas reparar en el mañana.

Nos prometimos abrazos de lejanos recuerdos y lugares prohibidos,
sombras que se buscan en la negra soledad de las sabanas limpias,
cuerpos que se extinguen por la infidelidad de otras bocas.

Nos prometimos olvido permanente y delicado, 
alimentos dormidos para calmar la ansiedad del abandono
en  parajes secos donde  antes,  crecían las palabras, 
donde hoy,  se sofocan incendios y apagan bondades,
lugares donde se proponen desiertos de ingratitud y quebranto,
razones muertas que la soledad se ocupa de limpiar
de nocturna miseria y calcinada derrota.

Y es que la ausencia del que siempre está es infinita,
la garantía de un amor inconstante y superfluo por los años y la rutina
es un incalculable y sentimental algoritmo cargado del veneno de los celos,
de la incipiente soledad, del intratable ego
que herido, disminuye a las personas
y lastra a los moribundos de esa compasión que se indispone y solloza,
que se envilece y describe
con el deambular de las  palabras.

Nos prometimos miradas, caricias secretas, amor a escondidas,
y  sin darnos cuenta 
sin apenas reparar en nada,
el amor nos planto cara
y por eso,  nos costo la vida.

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