Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

viernes, 11 de julio de 2014

Tequila sunrise.









No hay invierno que un verano dure
ni olas que se rompan sin el permiso de tu nombre,
no hay vida después de la vida,
acostúmbrate divina y esquelética sombra que caminas sentada
pisando mis huellas, hundiendo el destino y llenándolo de espuma.

Sal, soles y grumos de arena tropezando por la orilla de los días,
alambres finos, delgados, delicados y traviesos que te empujan a un vacío distinto,
a un suicidio mediático donde todos los que se olvidan
son protagonistas del miedo.

Manos convertidas en cobertizos de palabras donde recomponer sin miedo la mirada que te dejaste abandonada en mi cara hace ya tantos días.

Dobles propuestas que no dicen nada,
sonidos de lagrimas dormidas en mi cabeza sin esperanza de ser sofocadas
con tu imagen detenida en medio de la acera
esperando a que un brazo la recoja  y ser cruzada.

Porvenir entre calles,
desiertos de pena con olor a ese denso asfalto de verano,
tardes de Julio en mi almohada,
sudor denso, olor tenue y espacios inquietos esperando tu espalda.

Tiempo detenido en mis manos,
amores que se acoplan porque el sonido no funciona,
temores que se amplifican porque las dudas revientan por el ruido de la pista llena,
y melodías que no encuentran el destino de tu vida,
el origen de tu desierta prosopopeya.

Salto al vacío,
paracaídas llenos de versos que se pierden en la caída,
violentas palabras que se clavan en el pecho abandonado de esta pradera llena de estiércol mojado,
herencia donde cuajar las palabras
donde esquilmarme de cada gota de ti.

Doy permiso al olvido para que se acuerde de mi,
las noches se duermen,
los vientos amainan en este aroma de Julio sin pretensiones.

Sabores que recorren las sabanas de tu boca con gusto a terciopelo,
rumores que corrigen de dudas, los miedos y las fatigas.

Vertidos de letras que te buscan y se recomponen cuando los labios miran
y la lengua acaricia el sueño de esta noche de verano
que roza como invierno frio, solitario, travieso, despierto, sombrío y perdido
por ese humo quejido que hincha mis pulmones hasta hacerlos naufragar.

Los exquisitos brazos se cierran y aprietan hasta hacerme enloquecer
y desear,
mientras la puerta se cierra despacio
y a la paciencia le cuelgan las piernas sentada
esperando a que vuelvas,
deseando que cierres la habitación de mi herida y me acaricies los días
como si no hubieran mas.

Tarde de tequila y margarita,
recuerdo ahora que me llamaste
y yo no pude bajar.

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