Escribiré en ocho minutos lo que me de tiempo a sentir. Ocho minutos en los que describir la incesante niebla que el amor me deja en estas noches de resaca y formas desinteresadas, a menudo confusas.
Escribiré sin mas, mientras la memoria se ocupa de borrar todas tus frases y la nostalgia se envuelve en aquellas imágenes que borrosas inundan un cielo de pequeñas luces casi imperceptibles.
Escribiré sin tu ayuda, sin el celo de tu pausa, sin la risa de aquel nombre que pronuncias sin palabras.
Ahogaré en rotos pedazos los sonidos que tu garganta no nombra y esconderé bajo esas flores azules que las olas dejan muertas en la orilla, palabras que te desdije con el afán de no volver a verte mas.
Escribiré para pulir ese brillo oscuro que el eco de las calles se deja en los bolsillos casi vacíos de mendigos llenos de una esperanza que no me inunda, que no me explica, que no se atreve a escupirme cuando dibujo de lejos tu ausencia.
Merezco llenar ocho minutos a sabiendas de que la sangre que corre por las desiertas alcantarillas donde se plagan de ignorancia las palabras, limita mi vida. Y que con el placer de las dudas enfangadas en sentimientos color estiércol se limitan mis sentidos. Y que esperar a pudrirse al sol del verano o caminar cansado del mismo lado, distraído por un amor gastado de miércoles de cine a mitad de precio, no es el plan idóneo para la futura rutina de los sentidos.
Escribir ocho minutos para que la pena me encoja, para que la rabia se nutra de la complaciente tristeza
Escribiré en ocho minutos lo que la dormida nostalgia me deje alinear: palabras, compromisos, voces... Misiones al recaudo de esta enajenada y calurosa noche de agosto, que aclara y provoca los motines que entre paginas evocan con cautela la sencilla lucidez abandonada en la espuma.
Escribiré hasta el minuto ocho, hasta la muerte en ocho, hasta que las palabras se dicten unas a otras y no me dejen escribirte mas, porque ya fue ocho. Hasta que esa silueta que a lo lejos se desdice de sus pasos, me mire con sus ojos color infinito y entre las sombras y entre tus gestos, ya no quepan mas palabras.
Escribiré en ocho minutos y al terminar solo quedaran lágrimas...
Se llora en ocho minutos por tantas razones que no sabría decir cual es la de esta noche y aunque parezca calcada, no es igual a esas esquinas clavadas en las calles que ya no se ocupan de ti.
Ocho millones de lagrimas por cada minuto inesperado que escribo sin pensar en qué, sin sentir porqué... Simplemente el amor a escribir pensado en que puedes ser cualquiera y sin embargo solo yo, saber realmente quien eres.
Ocho minutos de minutos que no dan para mas, solo para fugarme de ti y acariciar las palmas de tu mirada como una caricia simple y dulce... como todo aquello que ya no está.
Escribiré hasta los ocho y mirare el reloj de frente como si fuera incapaz de insistir mas.
Ocho minutos y se acabó para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario