Palabras y acordes que te miran por dentro

Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias."
Sándor Márai.

lunes, 4 de agosto de 2014

Otra despedida.







Los sonidos de este domingo me parecen vacíos. No hay ruidos, no hay silencio tampoco. Es una paz engañosa porque desde que tu no estas los escalones han dejado de subir, también de bajar, y según me dicen, ya nadie pasea por el laboratorio de tu calle para encontrarse contigo.

Este domingo se convirtió en una amenaza desde que en esta mañana  la solitaria distancia de tu herida se clavó en mi retina. Desde que  los tiempos de un pasado singular se ocultaron ante ti para no despegarse mas.

Hoy la vida se discontinua y es capaz de elevarnos entre las sombras y aún conociendo el dolor en toda su magnitud, el tiempo nos regalará amor, con esas dosis de temor incontenible y falaz que nos agarrota y dispara, de vez en cuando, en el corazón. Un amor limpio con el que recordarte.

Moriremos de celos por tu ausencia cuando esta nos encoja  la vida hasta hacerla pequeña. Pero sobreviviremos a ellos recordando tu estancia a nuestro lado, la sensación de ser mejores personas contigo, el miedo de dejar de serlo,  ahora que ya no estas.

Nada nos convencerá en estas recientes horas , nada que nos provoque cierta ilusión o tentación... el miedo quizás se convierta en brisa al pensar que el mar es ese infinito donde reposará tu recuerdo.

Los acordes de tu canción  no se harán  esperar, las notas de aquel libreto tendrán que volverse a escuchar en los labios de aquellos que tanto te han querido.

Y como en las grandes historias yo siempre te recordare por las palabras y  la sencilla elocuencia de "ella",  ese ángel común  que tanto te quiso, por su delicada narración que de ti me hizo, por los apasionados relatos que seguirá haciendo.

Siempre seras la canción que hoy percibo y el poema que escribo hablando con ella, mientras es a ti a quien pienso. Perdóname "tú" y perdóname " ella" por acudir siempre a ese lugar donde el infinito es una sonrisa, donde la luz es tenue como la caricia que de vez en cuando me hace la vida cuando la pienso.

Déjame que siga contando que ayer tuve un abrazo, ese sentido instante que solo se concibe entre nosotros. Quizás fue una de esas caricias que te rozan el alma sin querer decir nada mas que eso. Y quizás no, quizás las horas se disolvieron en ese estrecho razonamiento lleno de amor después de tanto dolor y conseguimos ese espacio donde descansar los gestos, las palabras y los días... la horas, las lágrimas y el desconsuelo...

Y sin mas, y sin menos, la vida es siempre una despedida: yo lo hago de ella una vez mas, ellas de ti y tu del mundo que tanto disfrutó de tu esencia en innumerables momentos.

Perdona esta manía mía de llenar todos los espacios de palabras, de que todo tenga sabor a literatura. Parece que todas las palabras que no te dije, sintiera que ahora en algún lugar te llegan. Perdona esta intromisión  en el sentir de tantos que tan cerca estuvieron siempre. Perdona esta delicada injerencia pero es que no supe estar callado ante tanto desconsuelo generalizado.

Como ves,  en esto de los sentimientos también toco de oído. Intentar saber las notas es algo ya demasiado delicado a mi edad donde la frescura ya no es la misma, por eso las intuyo,  y como no, muchas las improviso. Por eso los sonidos se acomodan a la armonía de otros y recomiendo las sencillas melodías que se suscitan en esta página llena de momentos delicados, llena de espejismos encontrados.

Y para continuar, que no terminar,  en esta noche de insomnio por culpa del café ese al que llaman "tu sonrisa",
ojalá  todo se mezcle, ojalá todo se constituya, ojalá todos seamos algún día y volvamos  a estar, para poder decirte esta vez, las cosas que nunca te dije...

Allá donde te encuentres sigue pensándonos porque veo que por aquí todavía much@s te siguen necesitando.




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