Me toca saber
de ti, aún cuando tu mirada se esconde y no me deja ver, aún cuando tu sonrisa
sea una mueca pegada en el pasado, en los sonidos que ya no vuelven, en los espacios
que todavía escuecen.
Será que este
olor a otoño llega hasta los escondites perdidos desde donde siempre acudo a ti, hasta los caminos que me llevan allá donde estés, donde presiento que todavía me miras... .
Me toca saber
de ti porque el otoño es poesía, porque el olor de las calles con ese intento
de lluvia decidida me sabe demasiado a sofá y manta ... al olor de tu pelo. Me
toca la conciencia con ese calor que tu aliento desprende cuando todo esta perdido y sin embargo tú quieres encontrarlo.
Será que
siempre estoy tumbado en el regazo de tus recuerdos, abandonándome sin rubor a
las caricias que desde el fondo de las manos me regalaste ... será que ya no estabas cuando mis ojos despertaron de ese sueño ingenuo donde nunca te escapabas.
Me toca saber
de ti en estas horas bajas de la noche, en estos momentos discretos donde encuentro mi lugar en la
vida y anido en la inocencia la perversión de las promesas abandonadas, encontrando por sufragio, los colores subrayados que las horas del otoño empiezan a
dejar marchar, a empujar, a volar como si de días vividos se trataran ... Como si de repente esos espacios en blanco se tornaran de colores ocres intermitentes en estos huecos tan fríos, de un otoño con sabor a domingo de invierno.
Será entonces
que con un tequila entre las sombras cohibidas de la noche me voy curando de nostalgia
y la vida se asemeja a esa sencilla ecuación de la que todos somos cómplices, en la que todos somos culpables por querer vivirla.
Será que el daño es inerte a nuestra forma de ser y nos provoca desde dentro, ese irreparable dolor de ausencia que padecemos en estos días de lluvia y hojas muertas, paseando al lado de nuestros pies sin ni siquiera desear consuelo, esperando a que el sueño lo cubra todo como una manta.
Será que el daño es inerte a nuestra forma de ser y nos provoca desde dentro, ese irreparable dolor de ausencia que padecemos en estos días de lluvia y hojas muertas, paseando al lado de nuestros pies sin ni siquiera desear consuelo, esperando a que el sueño lo cubra todo como una manta.
Me toca
saberte, entretener las horas con el dulce sabor de tus labios de olor a sal, de
los delicados extremos que tus besos sostienen en mi boca, mientras te recito
entera con las palmas de mis manos.
Será que asoma
ese deseo encantado que nunca remedia la ausencia, pero pasa discreto por la
orilla, desde donde buscar tu estancia y tanto me alivia.
Me toca buscarte una vez mas para volver a encontrarnos, para volver a tenernos, para volver a sentirnos en medio de esta insensatez que marchita las pocas miradas que todavía nos quedan.
Será que la vida me asigna cada día el papel de no perderte, a pesar de que en tus sueños esta vida ya no existe y este lugar es un simple descanso para continuar sin verme.
Me toca buscarte hasta que algún día dejemos de escondernos y no volvamos a vernos mas.
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