Cóseme los parpados con el fino hilo de
tus palabras.
Abre la esperanza con esos lazos de seda que etiquetan
tu espalda
en las noches de verano,
los contenidos silencios que con cada
lamento al pasado indignan.
Despierta los sonidos que te acarician
dormida,
los que fueron mios
los que no son suyos pese a todo,
secretos mas prohibidos que la oscura niebla de esta madrugada vacía,
recetas de alta cocina para paladares
sobrecogidos por la dormida esperanza.
Rompe con su esencia de humo verde
al inocular el misterioso liquido
con que se mancharon aquellas fotografías.
Átame las pupilas a las manos entonces, para que no vuelva a mirarte.
Rompe con tus dedos cada lagrima
desorientada que pisa la orilla del suelo
para que no vuelva a llorar sin pensar en ti,
y ata cada verso a la vieja silla donde
siempre se acurruca la prohibida soledad.
Extirpa de una vez estos rumores que me
descosen el alma cuando me miras
y acaba con esos dulces susurros donde acomodas la media muerte,
donde disfrazas de fiesta la media vida,
donde ahogas cada espacio con síntomas de
dolor
lo que algún día debió ser: amor.
Deja de creer en ese extraño muro blanco
donde adolecen tus miedos de sarcástica rutina,
la que te acompaña desde hace años
de la que culpas a todos los que te
quieren.
Quema y reduce a cenizas todas esas formas de
amor contenido que sujetan tus manos,
envuélvelas en esos cigarros que vuelven tu
nuca loca
y hacen latir los sentidos mas profundos,
cuando tus labios se encogen y hacen palpitar
los suyos
en esa amalgama de versos clandestinos
recitados al oído,
mientras se convierten en gemidos
los pronombres y los adjetivos .
Mátame a sonrisas
a esas que como delicadas espinas ya ni me
acerco,
las que ya ni me rozan.
Esas que como silencios provocan pétalos de olvido con cada murmullo que roza
la hierba al caer.
Cóseme a tu extraño milagro,
a ese espacio entre tu y yo que se aleja.
Átame a esa vida tuya
y corrige el futuro que tanto miedo te
provoca.
Ama sin complejos
o disuelve en lágrimas el tiempo
perdido.
Roba motivos a la vida
y distrae a los escépticos con bonitas
miradas de vagabundos lugares
que reparan los sueños y esconden la dudas.
Se libre de perderte (ojala me encuentres).
Entretén la rutina con tus soliloquios
profundos, sencillos, tuyos.
Permite que te exculpen y adormece a los que
inculpan la mortecina versión
de una vida que no es tuya.
Se libre de prohibirte una vida atada a los
rumores
y vive con las ganas de los que buscan la
calma,
de los que estrenan "dia" cada mañana,
de los que sin mirarte cuidan el espacio que
ocupas y ruegan por la vida que vives.
Vive. Descálzate de complejos
y pisa la fría arena de la libre consecuencia
de ser tu misma.
Suave,
mece y roza las imágenes de manera suave
y reescribe el olor de las cosas, el sabor de
los motivos
y el
eco de tu vida llamando a la puerta.
Abre, deja que pase. No me conoces
Nunca fui tu nombre, aunque no he cambiado tanto.
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