y se entremezclaran con esa fugaz desmemoria que de vez en cuando te encuentra.
Quisiste tardes de locura contenida por esas palabras hervidas en polvo y agua estancada
que escriben fuego y pronuncian barro seco escrutado entre prohibidos pronombres,
líneas que conectan miradas despiertas a la luz de un fluorescente roto,
líneas que arrodillan inquietas la voluntad de los instintos y los hacen naufragar
sin rumbo ni voluntad.
Así terminaron las voces secas que se agarraron a mis encogidos gritos un lunes de madrugada.
Así se antojaron sonámbulos los enmudecidos fuegos de artificio de esta fiesta sin recorrido presente.
Y ahora esta lengua que secuestra y esconde proverbios heridos en la noche de los baños caídos
se desluce en tu boca,
abrillanta tus labios y los hace naufragar en los escasos sueños en los que me dejas hundirte
de dudas y silencios
mientras los otros juegan a la luna,
las camas propuestas o los cierres metálicos que sus dentaduras gastadas
oprimen cuando se cierran las puertas.
Serrín y vómitos de amor que escuecen al barro y embalsaman los celos
en esta mezcla de sangre y locura,
desprecios adormecidos y turbios espasmos
aclarados con el hielo de tus manos.
La vida mentida entre verónicas tristes caídas de mano izquierda.
La noche perdiendo su espacio,
rompiendo delicada los colores disueltos,
los olores desiertos
en un viento distraído desde donde ya nadie se permite la vida.
Y así estrangular,
querer ahogar los deseos en nocturnas bolsas de sombras
asomarse a un dulce vacío por el que caminar la delgada línea de la rutina
nadar a contracorriente entre estas olas que el fuego deja sin orillas
surfear tu ausencia
entretener los celos al borde de otro cigarro verde con estrías de sonrisas
desde donde acariciar el umbral de un amanecer mas
sin la magia de tu espuma.
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