Te pierdo,
se que te vas porque las letras se me escapan de los folios.
Pienso en ti y todo huye, se desvanece, se esfuma como papelillos
de fiesta en noches de tormenta,
como estancias sin alientos de un pasado
sin recuerdos desgastados e inútiles.
La temporada de palabras y sollozos se extingue
se lleva la templanza y me remite al odio
y los recuerdos emborrachan las
horas para ungir esta vida inquieta.
Mientras,
ahogado permanece ese retiro de ausencia serena que llena la noche
y eclipsa los verbos sin ganas de conjugarte.
Te escapas,
parece que te pierdes y en
realidad vives tras un tumulto de imágenes prohibidas donde mecer la arrogancia,
donde escribir la importancia de
los días sin sol.
y las calles
se hacen grandes
y los túneles se aprovechan de esos espacios vacíos que
sonrojan la noche anaranjada
por callejones de día y oscuras sombras prohibidas de noche.
Sé que te vas,
por temporadas la vida te propone que me mires
pero tu te vas.
A ratos largos quizás,
las hojas se llenen de mis letras y brillen
como canciones
que inacabadas huelen a dulces en el horno de nuestra tahona,
con esa cara que pone el futuro cuando todo es mentira,
cuando todo se acaba y nada va a permanecer.
Hay mares que se inventan olas
que te entretienen y enredan a la orilla de mis pies,
se inquietan y hacen enloquecer a la vida
te ignoran y hacen que veamos luces pastel donde solo las sombras
viven.
Hay olas que se esquivan entre si para no tocar tu mirada en ese
eclipse de luna que forman tus ojos cuando saben a mar
Y amaneceres que se parecen a los días sombríos
desde donde te asomas al abismo y ahuyentas de mi.
Hay días en
que la ausencia se dulcifica,
que se adormece la aurora para que no chille en
madrugadas calientes de sabanas frías, útiles, dignas de la muerte mas profunda
y bella.
Me di cuenta una mañana,
entendí que la mejor manera de estar juntos era seguir buscándote
aunque tu no quisieras volver a encontrarme.
Siempre tuve la sensación equivocada de que a pesar de esto
necesitabas saber que seguía haciéndolo,
que seguía buscándote.
Y ahora me queda esta emoción cautiva de mis propósitos
encerrada en un olimpo sin dioses
acariciando la tentación de saborear tu carencia
entretenido con las sombras
jugando entre las sabanas a que no te encuentro
desterrando la rabia y arrinconando el coraje de sobrevivir a tu
ausencia.
Me doy cuenta de que te pierdo.
Y se duermen las bocas en busca de tus besos.
Y se cierran los versos camino del buen tiempo.
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