Escuchábamos a Leonard Cohen mientras me prohibías un beso,
el secreto espacio entre aquellos labios discretos y la sonrisa de algun verso
proponían canciones marcadas por la lluvia
encogidas por las hojas que en estas fechas caen y caen
con el volar de las palabras.
A lo mejor no esta bien que insista,
que divierta a los celos porque tu boca sepa a su boca.
A lo mejor es la simple doctrina de esas tardes de domingo pausadas
aburridas, descansadas de los días rugosos,
días donde la carambola de las horas no nos deja despegarnos de nuestra rutina
no nos deja volar demasiado entre las sombras de una tarde adelantada de otoño.
No te ocultes, ni vengues en el futuro este reproche,
se que los años son venganza de aquello que no me dices
de aquello que piensas y callas
de aquello que te sonroja por increíble,
y que no habrá refugio que observe
esas lagrimas tuyas que iluminan las frases y a la vez las deshacen
en un collage a punto de rompernos el futuro
Escuchábamos inquietos "Famous Blue Raincoat”
y dejamos de hablarnos como si la canción lo dijera todo
como si la distancia fuera el principio de la “ distancia”
y asentimos sin mas a recurrir a nuestros reproches
para asegurar nuestra victoria, nuestro idílico espacio
desde el que contradecir a la vida
desde el que amansar a la bestia cuando en la soledad de la casa
nos pida cuentas y nos sepamos ni siquiera rendirnos
en medio de los primeros rayos de aquel sol.
Madrugada, inquietud, soledad,
espacios vacíos.
Fotos sin cerrar. Besos sin acabar
Y una vida casi sin terminar.
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